COMO UNA NOVELA. Daniel Pennac

Tras la lectura de los fragmentos de este libro a uno le da por pensar en su experiencia personal. Yo reconozco ampliamente que nunca me gusto leer y siempre me he sentido más identificada con las ciencias que con las letras, pero tras leer a Pennac, me pregunto ¿cómo me va a gustar leer si no puedo leer lo que me gusta? Tengo tal cantidad de lecturas atrasadas en los estudios, que me siento culpable cuando busco aquel libro que ya he leído mil veces pero que me gusta tanto que quiero volver a abrir. Entonces es cuando uno se plantea, ¿no me gusta leer o no me gusta que me impongan lecturas?
Creo que Pennac habla de esto, de hecho comienza a sí su “novela”, el verbo leer no soporta el imperativo ¿?, bueno, seguro que muchos de mis compañeros piensan, este hombre no se ha pasado por esta Facultad.
El autor habla de los problemas que todos nos encontramos cuando leemos, no habla de los alumnos con nee. Al leer el libro me he sentido muy identificada, recuerdo cuando era pequeña y leía con mis hermanas los libros de la colección barco de vapor, era algo que nos encantaba, y poco a poco esa ilusión que tenía cuando comenzaba a leer, la inquietud de no saber lo que pasaría después, el reto de leer un libro para niños de más edad, con los años se fueron apagando esas ansias de lectura de querer devorar libros.
La cuestión es ¿por qué pasa esto? Pennac también se lo plantea, él no le echa la culpa a las nuevas tecnología, ni a la televisión, la culpa la tenemos nosotros, nuestra forma de ver la vida y de entenderla. Te tiene que gustar mucho leer para poder superar todas las “trabas” que en el camino vas a encontrar. Las más fáciles la televisión la más complicada entender por qué esos que te animaban a leer que te acompañaban en la lectura cuando eras un niño, hoy están al otro lado de la puerta cerrada, tu no paras de leer y releer una página a la que no encuentras sentido ni lo encontrarás nunca (me recuerdo a mí misma así el cuatrimestre pasado con una asignatura, ¿ha alguien le suena?) y creemos que estamos leyendo. Eso no es leer, y ese es el gran problema. Cuando me preguntan si leo habitualmente normalmente enseño el “tocho” de fotocopias (esto se puede entender como parte de mis reivindicaciones jijiji) de cada asignatura subrayada y con anotaciones en los bordes, ¡soy la que más lee en el mundo! pero realmente cuanto he leído por gusto, por placer. La lectura cuando es impuesta pierde toda su gracia, ya no apasiona como cuando eres pequeño y te enfrentas a un libro por primera vez.
Como conclusión diría que vivimos en un mundo que va demasiado rápido y a veces nosotros intentamos adelantarle, este libro me ha gustado por qué te hace plantearte muchas cosas una de ellas, lo digo sin ánimo de ofender, son las paradojas que uno se encuentra en la vida. Este libro me dice que recuerde mi infancia cuando leía por placer, que la lectura impuesta no es lectura, y este libro lo he leído no por placer sino por imposición. Aunque también he aprendido algo, que es encontrar el placer en una lectura impuesta, como me ha pasado en este libro. Una de las moralejas más importantes de este texto es que cada uno debe ser capaz de volver a encontrarse con la lectura.
1 comentario
Úrsula -
Ahora en serio (bueno, lo otro también iba en serio). Me encanta tu blog. Un besazo y perdona por quitarte el sitio ayer. Resérvame uno hoy.